Cuaresma

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    De nuevo, estamos en el tiempo litúrgico de la Cuaresma, tiempo de gracia y de conversión.

    El papa Francisco, en su mensaje de este año para la Cuaresma, nos advierte partiendo del texto del Evangelio de San Mateo: «Al crecer la maldad, se enfriará el amor en la mayoría» (Mt 24, 12).

    Hace el Papa una llamada a todos los cristianos y a todos aquellos que no lo son, pero son personas de buena voluntad, a que hagan una reflexión sobre su vida, y nos demos cuenta, todos, de lo que nos rodea, del mal que va creciendo en el mundo, presentándosenos, a veces, como un bien. Es muy propio de los falsos profetas que, ante acontecimientos dolorosos, engañan a la gente llevándolos por el camino del mal como si fuera el bien que les conviene.

    ¿Quiénes son esos falsos profetas? Se pregunta y nos responde: son los «encantadores de serpientes», que se aprovechan de las emociones humanas para esclavizar a las personas y llevarlas por los caminos que ellos quieren. Presentan placer momentáneo como lo más importante y que les va a hacer felices. La ilusión del dinero, logrando que se conviertan en esclavos del lucro y de intereses mezquinos. Se consideran autosuficientes, se bastan a sí mismos y caen en la total soledad.

    Falsos profetas son también los charlatanes, que ofrecen soluciones sencillas a los sufrimientos y remedios que son completamente inútiles para solucionar los problemas; la vida completamente virtual que al final resulta sin sentido ninguno; la oferta del falso remedio de la droga, o de las relaciones sexuales de usar y tirar, o el enriquecimiento rápido pasando por encima de todos los principios, usurpando lo más valioso de la vida humana como es la dignidad, la libertad y la capacidad de amar.

    Ofrecen el mal como bien, lo falso como verdadero. Por eso todos debemos hacer un discernimiento para saber si nos estamos dejando llevar en nuestra vida por estos falsos profetas.

    ¿Cómo se enfría en nosotros la caridad? ¿Cuáles son los síntomas y las señales que nos marcan que el amor corre el riesgo de apagarse en nosotros?

    Los síntomas que señalan este apagarse de la caridad son las siguientes:

    • La avidez por el dinero.
    • El rechazo de Dios.

    La caridad y el amor se enfría también en nuestras comunidades, como indicaba el Papa en Evangelii Gaudium:

    • La Apatía egoísta.
    • El pesimismo estéril.
    • Las guerras entre nosotros los cristianos.
    • La mundanidad.

    Frente a todo esto debemos preguntarnos: ¿qué podemos hacer?
    En la Cuaresma se nos indica el remedio a todos estos males que ponen en peligro el amor y la caridad:

    • La oración.
    • La limosna.
    • El ayuno.

    La oración, porque desde ella vamos a descubrir los engaños que se nos ofrecen y va a orientarnos a buscar el consuelo en Dios, que como Padre desea para nosotros la vida.

    La limosna: porque nos libera de la avidez del dinero para descubrir que el otro es mi hermano y con él debo compartir porque el dinero nunca es solo mío

    El ayuno: porque debilita nuestra violencia, nos desarma y constituye una buena ocasión para crecer. Además, nos permite experimentar cómo se sienten los que carecen de lo indispensable y conocen el aguijón del hambre. Expresa nuestro espíritu hambriento de bondad y sediento de la vida de Dios.

    Todos debemos emprender este camino de la Cuaresma, sostenidos por la oración, la limosna y el ayuno, porque nos preservarán de los males que enfrían la caridad y nos harán vivir desde la verdad y el amor de Dios.

    + Gerardo Listado completo de Cartas