El obispo coronó a la Virgen de Consolación

El pasado 1 de junio el obispo, monseñor Gerardo Melgar, presidió la eucaristía en la que se coronó a la Virgen de Consolación, patrona de Valdepeñas, en la plaza de la localidad.

A las seis de la tarde, la imagen de la Virgen salió del templo parroquial de La Asunción de Ntra. Sra. seguida de los sacerdotes y el obispo, que realizaron la procesión de entrada acompañados de cuatro jóvenes que portaban la corona y los miembros de la hermandad. La plaza estaba llena de autoridades y fieles, tanto de la localidad como de diversos pueblos de la provincia, incluso de otras diócesis, representando a decenas de hermandades.  

En la homilía, monseñor Melgar explicó la importancia de la coronación, tanto para la localidad de Valdepeñas como para «todos los que estamos unidos de una forma u otra» al pueblo. La coronación es, dijo, «el reconocimiento oficial de la gran devoción que los fieles de esta localidad y de sus alrededores le tienen a la Virgen bajo esta advocación». Aun así, animó a aumentar la fe en María como un compromiso que debía surgir de la coronación: «un compromiso por vuestra parte, para que la devoción y el fervor a la Virgen no decrezca y decaiga, sino que vaya en aumento en intensidad y autenticidad».

Después, continuó dirigiéndose a la Virgen: «Hoy queremos, madre, renovar en nuestra vida la devoción. Esa devoción auténtica que nos lleva a imitar siempre tus grandes virtudes, tenemos que aprender de ti el gran amor a Dios y a los hermanos. Los dos grandes amores por los que tú viviste y a los que consagraste toda tu vida». Para terminar, animó a los valdepeñeros a seguir su ejemplo: «Queridos hermanos, también nosotros hoy necesitamos amar a Dios, necesitamos que ocupe el puesto central en nuestra vida».

Cuando terminó la homilía, don Gerardo bendijo la corona, colocándola sobre la imagen mientras el coro entonaba el aleluya. Un momento histórico que hizo a la plaza prorrumpir en aplausos.

Minutos después de terminar la misa, la imagen de la Virgen salió en procesión por las calles de Valdepeñas, visitando los lugares de culto de la localidad, especialmente las casa religiosas.

Tres coronas para la Virgen
 
El párroco de La Asunción de Valdepeñas, Enrique Galán, explicó que la devoción a la Virgen de Consolación es muy antigua, remontándose a la invasión musulmana. Aunque siempre estuvo en Aberturas, lo que hoy es Consolación, «en 1808 se la trajeron a Valdepeñas porque temían que los franceses destruyeran la imagen. Desde el 31 de mayo de 1808 la Virgen está en Valdepeñas».

Sobre la coronación y todo el trabajo pastoral que conlleva para el pueblo, Galán comentó que se han ofrecido a la Virgen tres coronas, «una se ofrece hoy, la física, la que se ve; pero hay otras dos coronas. Una de ellas es la corona solidaria, el proyecto Sueños de las salesianas, donde atienden a más de 40 niños de familias desestructuradas. Y luego otra corona que es la de los hijos de Valdepeñas. Hemos hecho cosas pero insuficientes. Tenemos que seguir creciendo porque la devoción a la Virgen de Consolación en Valdepeñas es amplia, pero no todo lo amplia que podría ser. Queda mucha gente que, por unas circunstancias u otras no acaba de tener el cariño que se le tiene a la patrona en otros sitios. Y ahí tenemos que crecer las cinco parroquias al unísono».
 
De las tres coronas, el párroco resaltó la última de ellas, la de los hijos, como la más importante: «Deseo que cada día los bautizados de Valdepeñas sientan que María los protege, que los quiere, que cuida de ellos y, por tanto, que ellos como buenos hijos amen a la madre acercándose al Hijo».
 
Coronar la imagen de la Virgen María
 
Coronar la imagen de la Virgen tiene su explicación en cuanto que la realeza de María viene dada por la realeza de Cristo sobre toda la creación. Esta realeza se debe a un «descenso», como podemos meditar en el himno de Filipenses (Flp 2). El signo de santidad que expresa coronar una imagen mariana emana del principal dogma de la Virgen: la maternidad divina.